El otoño es tiempo de maduración y culminación, es la estación en la que la naturaleza se desprende de lo que ya no es necesario. Los arboles se desprenden de las hojas secas y entran en un estado de baja actividad. Así reservan la energía para la renovación del nuevo florecimiento que llegará en la primavera.

Las personas también podemos conectar con el ritmo de la naturaleza y entrar con armonía en esta estación tan propicia para la reflexión y la intuición. Desprendernos de lo que ya no es válido y realizar cierres conscientes es vital para poder crear espacio para lo nuevo. Estos cierres pueden ser respectivos a una etapa personal, un proyecto profesional, familiar, una persona, pareja, etc..

Los cierres son imprescindibles para crear espacio para lo nuevo, para abrirnos a lo que está por venir.                A continuación, escribo unas pautas para apoyarnos en la gestión de los cierres y poder abrirnos al cambio y a la evolución, al nuevo florecimiento.

  • Aceptación: Hay veces que no escogemos ciertos cierres, incluso son finales no deseados. A veces no queremos verlos, miramos hacia otro lado y vamos arrastrándolos en el tiempo, sin querer cerrarlos y sin dejar espacio para lo nuevo. Recuerda que lo que se va, es porque tenía que irse. Lo que no funcionaba, no era para ti.
  • Agradece la experiencia. Toda experiencia proporciona un aprendizaje. Incluso la más dolorosa. Siempre deja un regalo evolutivo. El dolor muchas veces es el combustible del crecimiento y la expansión interna. Y es necesario hacer consciente el aprendizaje extraído ¿Qué aprendizaje me ha proporcionado? ¿Qué me ha aportado esta experiencia, persona, vivencia…?
  • Honra:  Con un ritual, por ejemplo. Los rituales nos ayudan a expresar el dolor, nos acompañan. Puede ser escribir una carta, un paseo por el monte, realizar una actividad de celebración, organizar una cena, un baño en el mar… Se trata de recoger el cierre y sellar la despedida. Soltar, dejarlo ir con agradecimiento.
  • Reposar: Respirar el vacío que queda. No buscar llenarlo de actividades, personas, distracciones, etc.  Dejar reposar. Este es el momento más profundo y a veces más difícil. Saber sostener, saber estar en el vacío. Para la naturaleza el invierno es la estación más oscura. Y es parte del ciclo. El espacio que creas se abrirá a lo que está por venir, a la primavera y a sus nuevos ritmos de luz y renacimiento.
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