Este último tiempo he acompañado a personas que han vivido fallecimientos de seres queridos. Algunas de ellas, por diversas causas (restricciones por covid, lejanía geográfica, cuestiones de otro tipo…) no han podido ni elegido despedirse a través de los ritos funerarios habituales basados en el contacto y el apoyo social.
Los ritos funerarios en nuestra cultura son ceremonias que se preparan y se llevan a cabo pensando en la persona fallecida, pero realmente sus funciones y beneficios son para las personas que han perdido al ser querido. Es decir, son eventos sociales cuya función es la de proporcionar apoyo social y acompañar a las personas que han perdido al ser querido.
Para despedirnos de una persona fallecida hay muchas otras formas posibles más allá de los rituales convencionales de carácter social.
Hace tiempo conocí un hombre que perdió a una mujer muy querida para él. La familia de esta mujer nunca le habían aceptado y seguía habiendo una relación muy tensa y ciertamente violenta de esta familia hacia él. Este hombre no pudo acudir al funeral por miedo a la reacción de la familia, por miedo a añadir más dolor a su dolor y esto le generaba un sentimiento de culpa. Su culpa procedía de una creencia limitante con respecto a los funerales. Sentía que algo había hecho mal por no haberse despedido en el funeral de la amiga fallecida. Cuando se dio cuenta de que los funerales no son para despedirnos de la persona fallecida sino más bien para apoyar a los que se quedan, pudo disolver su sentimiento de culpa. Evidentemente, su necesidad no era la de apoyar a la familia sino la de elaborar su proceso de dolor y dar un espacio interno a una despedida. Tras esta comprensión, pudo realizar un ritual íntimo y profundo que para él fue de gran ayuda en su proceso de duelo.
“A los muertos no les importan como son sus funerales. Las exequias suntuosas sirven para satisfacer la vanidad de los vivos”
-Eurípides-
Otro tipo de rituales, otras formas de despedirnos
Hay distintos rituales alternativos a los convencionales que se pueden llevar a cabo para despedirnos de nuestros seres queridos. Tantos como nuestra creatividad nos permita imaginar y crear.
A continuación, menciono a modo de ejemplo algunos posibles:
- Rituales de despedida íntimos y personales. Son rituales que podemos realizar en soledad para contactar de manera intima con la persona fallecida. Podemos encender una vela, por ejemplo y podemos hablar mentalmente o en voz alta con la persona fallecida despidiéndonos y expresando cómo nos sentimos.
- Esta comunicación también se puede realizar mediante la escritura. Por ejemplo escribiendo una carta/texto dirigida a la persona fallecida.
- “Espacio del recuerdo”: destinar un lugar de la casa o una caja por ejemplo para dar lugar a fotografías u objetos que simbolizan la relación que tuvimos con esa persona. Flores, velas, música, escritos que pertenecían a esa persona, etc. Cada vez que deseemos, se puede recurrir a ese espacio a estar en silencio, en conexión con la esencia de esa persona, a expresar nuestros sentimientos, etc.
- Arte y simbolismo: cuando es difícil expresar o verbalizar lo que sentimos, podemos recurrir a la expresión simbólica realizando, por ejemplo, un dibujo que exprese nuestro dolor o un poema que exprese el significado que tenia esa persona, etc.